Como ya
había anunciado, la confidencialidad de los informes que aplica la ANECA se
quiebra en cuanto entra en juego un juez y le pides que empiece a aplicar
Justicia. El expediente que la ANECA trasladó a la Audiencia Nacional, donde se
tramita mi caso, presentaba enormes lagunas. Por ello le pedí a la Sala la ampliación
del mismo para que no continuase la indefensión en la que me dejaba la ANECA.
De esa forma he podido enterarme de puntos cruciales y formular la demanda.
Según
el plantel de “Estudios Árabes e Islámicos” de la ANECA para las cátedras,
podían actuar como expertos Jorge Aguadé, Maribel Fierro y Francisco Franco.
Dos de ellos debían evaluarme y decidir si yo me merecía la acreditación para
poder presentarme a una cátedra, que había de juzgar otro tribunal (sobre el
que tenemos el juicio el próximo viernes 19 de octubre, en vista pública, por
lo que puede asistir quien lo desee. Ciudad de la Justicia de Almería,
Carretera de Ronda, 120, Planta 0, sala 6).
Primera
irregularidad de la ANECA: Me evaluó un solo experto, Jorge Aguadé (Universidad de Cádiz),
siendo el otro evaluador César Chaparro Gómez, Catedrático de Latín de
la Universidad de Extremadura, por lo que no era experto en Estudios Árabes e
Islámicos. Hay que aclarar si le pidieron informes a los otros expertos:
Maribel Fierro (CSIC) y Francisco Franco (Universidad de Alicante), y la razón de que
ellos no los emitieran, como entiendo que debían haberlo hecho. Corría el
verano del 2010.
Segunda
irregularidad:
En los informes de los expertos no figura calificación alguna, sino que parecen
ser los miembros de la Comisión, presidida por Alfredo Morales Gil,
Catedrático del Departamento de Análisis Geográfico de la Universidad de
Alicante, en la que no hay ningún experto en la materia, la que me otorgó 77
puntos sobre 100, siendo precisos 80 para ser acreditado. Es lo que denuncio en
el capítulo 2 de chanchullos university: http://www.youtube.com/watch?v=Po_Fu8wYb_Q
Tercera
irregularidad:
Presenté reclamación ante la ANECA y ésta la desestimó directamente, sin
estudiarla, remitiéndome un escrito donde me trataba de “la reclamante”
y recordándome que los informes de los expertos no eran vinculantes y la
Comisión podía hacer, discrecionalmente, lo que le viniera en gana. Eso no es
discrecionalidad, sino arbitrariedad, y los poderes públicos la tienen
expresamente prohibida.
Cuarta
irregularidad:
Volví a presentar reclamación, en esta ocasión ante el Consejo de Universidades
del Ministerio de Educación y éste vio “indicios de que la valoración otorgada a la
actividad investigadora y la actividad docente o profesional del reclamante no
parece corresponderse con los méritos acreditados” y le exigió a la ANECA
que efectuara nuevas evaluaciones, “con especificación de la puntuación
otorgada a la investigación acreditada con posterioridad a los sexenios
reconocidos”. Desconozco si la ANECA volvió a pedirles a Maribel Fierro y a
Francisco Franco que evaluaran, pero éstos no lo hicieron y desconozco
nuevamente la razón (deben aclararlo ellos), sino que me evaluaron dos personas
que no eran expertas: José Luis Vidal Pérez, Catedrático de Filología
Latina de la Universidad de Barcelona, y Enrique Bernárdez Sanchís,
Catedrático de Filología Inglesa de la Universidad Complutense, que sabe un
montón de lenguas, pero no árabe. La ANECA ocultó esta información al Consejo
de Universidades, al que le dijo que lo había hecho bien, y a mí. Se me dió un
punto adicional, por 5 años de trabajo intensivo en la “Biblioteca de
al-Andalus” (4 volúmenes publicados en ese periodo, aparte de otros trabajos
adicionales), además de que se mantenía un 22 sobre 35 por mi docencia, donde
había presentado que había impartido todas las asignaturas que se ofrecían en
mi área y en las encuestas los alumnos me evaluaban rayando la nota máxima, muy
por encima de la media.
Francisco
Franco actuó
después como presidente del tribunal de la cátedra en Almería. El juicio sobre
la misma iba a celebrarse el 25 de mayo de 2012, pero pidió no venir a
testificar porque no se iba a encontrar en España. Por esa razón, se retrasó la
vista pública al 19 de octubre y ahora ha pedido no venir al juicio y
testificar por video-conferencia. Es testigo clave, pues yo mantengo que tiene
manifiesta animadversión hacia mí desde octubre de 2010, al menos, como
demostró al dimitir cinco minutos después de salir reelegido vicesecretario de
la Sociedad Española de Estudios Árabes (SEEA) por el hecho de que en esa misma
votación salí elegido yo Presidente de la misma y habíamos aprobado
anteriormente solicitar a los organismos oficiales que acabaran con la mala
práctica de los informes confidenciales. Después, 30 de septiembre de 2011, se
dio de baja en la SEEA, sin pagar incluso la cuota anual del año transcurrido
en el que se presentó a la reelección y salió elegido. Por otra parte, la
Universidad de Alicante, intervino también en el expediente sancionador que
Pedro Molina me abrió, a través de Daniel Pastor Javaloyes, director del
Servicio Jurídico de dicha universidad, a la que pertenece Francisco Franco.
Envío copia de este mensaje a todas las
personas a las que menciono, para que, si tienen buena voluntad, aclaren lo que
crean oportuno, ofreciéndome a remitir su contestación a las mismas personas a
las que he enviado este otro y, si también me lo piden, a hacerlo público a
través de mi blog de denuncias.
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