El rector de la Universidad de
Almería, D. Carmelo
Rodríguez Torreblanca, ha decidido incoarme un expediente disciplinario por 18
supuestas faltas graves y muy graves, y el instructor nombrado, D. Ignacio Díez
de Lezcano Siciliano, Inspector de Servicios de las Palmas de Gran Canaria, lo
ha iniciado ya.
Voy a recurrir
la apertura del expediente que podría llevar a la tercera sanción que me
imponen (las dos anteriores fueron anuladas por vía judicial) y el rector habrá
de resolver el recurso de reposición. A través del mismo, debería contestar a
las siguientes cuestiones (destaco las principales):
1) ¿Se han de aplicar
los Estatutos de la Universidad de Almería en vigor y los criterios para la
asignación del Profesorado a las asignaturas adscritas a las áreas, aprobados
por Consejo de Gobierno el 25 de febrero de 2008 y modificados posteriormente
por sentencia firme ejecutada por ese mismo Consejo?
2) ¿Se puede
impartir la docencia de dos cursos diferentes programados en dos aulas
distintas el mismo día y a la misma hora?
3) ¿Denunciar
que una profesora, que es la catedrática y coordinadora del área, que no ha impartido
más del 50% de las clases de una asignatura en la que me sustituía durante mi
baja de paternidad, con el consiguiente perjuicio en la formación del alumnado,
es acosarla laboralmente?
4) ¿Se ha
investigado si ha podido haber manipulación de los alumnos, no por mi parte,
como se me acusa, sino por la de otros, entre ellos el Decano de la Facultad de
Humanidades, D. Javier García González, al que he denunciado por la forma de
aprobar los Planes de Estudios que se quieren implantar próximamente?
5) ¿Se ha
tomado declaración a todos los alumnos de las asignaturas "Literatura
árabe andalusí" y "Claves del Mundo Árabe Moderno" del curso
2018-19 o solo a los que me han denunciado?
6) ¿Es
inadmisible la crítica a las autoridades de la UAL?
7) ¿Son
amenazas y coacciones pedir a los miembros del Consejo de Gobierno de la UAL
que apliquen la Ley, informar de qué dice esa Ley y anunciar lo que haré si
deciden no aplicarla? Me han denunciado, al parecer, 4 personas de los 55
miembros del Consejo de Gobierno a los que me dirigí, entre ellos el propio
rector, que parece que no ha interpretado que en su caso sean unas amenazas o
unas coacciones o ¿se encuentra él entre las 4 personas que me han denunciado?
8) ¿Es
sancionable informar a los alumnos de qué está pasando en relación con las
asignaturas que les imparto?
9) ¿Es punible
denunciar casos de corrupción en la Universidad? Al actual rector no le pareció
así cuando estaba en la oposición, e incluso en su primer mandato, al retirar
el recurso que el anterior rector, D. Pedro Molina García, había presentado
contra la sanción que el entonces rector me impuso de suspensión de empleo y
sueldo de 4 años y 3 meses? ¿Ha cambiado el actual rector de opinión y le
resultan molestas ahora mis críticas y recursos, entre ellos los que presenté
contra la forma de aprobar los planes de estudios en la Facultad de Humanidades
y que ni ha resuelto expresamente?
Por último, le he señalado al actual rector lo
duro que es que a una persona que se dedica a la enseñanza por vocación y que ha entregado
a ella la mayor parte de su vida, sin que haya tenido tacha alguna ni denuncia
sobre su labor docente durante 30 años, por la decisión de otra persona que da
credibilidad a denuncias contra ella que pueden ser falsas, abre un expediente
disciplinario que puede llevar aparejado el que ese docente sea apartado de su
vocación. Si fue duro cuando D. Pedro Molina me abrió un expediente
disciplinario y me sancionó por acciones ajenas a la docencia, que acabó
demostrándose que fue injusto, muchísimo más cruel es cuando de lo que te
acusan es de haber abusado de tu labor docente. Quien tenga vocación por la
docencia lo entenderá fácilmente.
¡Qué
paradoja! Después de ver y apoyar reclamaciones y reclamaciones de alumnos
llenos de razón contra profesores sin vocación en muchos casos, reclamaciones
que encontraron el vacío e incluso la represión pues tuvieron que irse algunos de esos estudiantes a acabar sus
carreras a otras universidades, cuando creo que esas reclamaciones no tienen
razón y movilizan a la Delegación de Alumnos de la Humanidad, al Consejo
Estudiantil, al Director del Departamento de Filología, al Decano de la
Facultad de Humanidades, al Vicerrector de Ordenación Académica y a la
Inspección de Servicios, pueden suponer un punto y aparte en una carrera vocacional
de un docente nada corporativista, crítico contra los abusos de poder y
defensor de los derechos de los más desamparados. ¿Por qué será?
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