Estoy
convencido de que el Rector de la UAL, Pedro Molina García, es un corrupto.
Entre otras cosas, creo que lo ha demostrado sancionándome con 4 años y 3 meses
por denunciarlo públicamente, actuando de modo dictatorial. Pedir a un corrupto
que dimita es un brindis al sol, pues suele ser un sinvergüenza y no se irá por
voluntad propia, sino que hay que echarlo. ¿Y cómo hacer entonces para que
caiga un corrupto?
Por vía
judicial, ya se sabe, la cosa es más que lenta y, hasta por lo que estoy
comprobando, también la corrupción llega a la fiscalía y al ámbito judicial y
no precisamente en forma de causas sobre las que resolver, lo cual también
estoy denunciando públicamente. Los poderosos corruptos con frecuencia tejen
una red a su alrededor que los sostenga y que haga que sea más difícil su
caída, pues arrastrarían a otros con poder. Pero estoy convencido también de
que se puede conseguir, delimitando bien hasta dónde llega esa corrupción y
empezando por quienes, a veces, sin darse cuenta, están amparándola,
denunciándolo una y otra vez a ver si a alguien se le cae la cara de vergüenza.
Así lo
he empezado a hacer. En ese sentido, solicité, tanto a la Directora de mi
departamento, Isabel Giménez Caro, y al Secretario, Miguel Gallego Roca,
como al Decano de mi Facultad, Manuel López Muñoz, que trataran en los
órganos colegiados que dirigen las injusticias que entiendo que ha cometido
conmigo el Rector, Pedro Molina, sancionándome como profesor y no permitiendo
que me matricule como alumno. Mientras que los primeros accedieron a que se
tratara, lo que, al parecer, ha supuesto el enfado de un sector que estima que
me merezco la sanción, Manuel López Muñoz, que parece ser de este último grupo,
no ha accedido. Entiendo que no dándome amparon unos y otro, desde los
cargos que ocupan voluntariamente, sin pedir responsabilidad al Rector, dan
carta de naturaleza a la actuación de éste y, por ello, de mantener esa
postura, solicito desde aquí la dimisión de cada uno de ellos. Sé que Isabel Giménez Caro y Miguel Gallego
Roca tienen los días contados en sus cargos y creo que sería más honroso para
ellos presentar su dimisión antes de que el Rector corrupto los cese. La forma
de actuar de Manuel López Muñoz la conozco bien y he comprobado la corrupción
que va tejiendo para conseguir sus objetivos de poder. Lo que no sé del todo es
el grado de vergüenza que tiene. En ese sentido, me ofrezco a difundir las
contestaciones que reciba de uno o de otros en los mismos ámbitos en los que
difundo este mensaje. Espero que se den por aludidos y, por dignidad, contesten
con hechos o con palabras.
2 comentarios:
todos sabemos lo que son los decanos de facultad. unos tíos con un gran ego, con ganas de que se coloque una foto o cuadro suyo en algún pasillo, y lograr el nombre de alguna calle y ambiciones así. por supuesto, la mejora de la calidad y otras cuestiones, simplemente, no existen para ellos. Y por supuesto, fidelidad absoluta al rector de turno. Hoy ser decano de facultad no lo considero yo precisamente una dignidad. acredita un determinado talante y actitud que yo no comparto, y por lo que veo, tú tampoco.
Me alegra la suspensión de tu sanción por el TSJA. Deberías convocar día y hora para tomarnos un vino en el Romera a modo de celebración. Brindaremos por ti y por el más cercano fin del zar Pedro Molina.
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