El
Rector de Murcia, José Antonio Cobacho, y el de Almería, Pedro Molina, son muy
amigos y, en muchos temas, llevan vidas paralelas. A quienes los critican, los
sancionan, porque se creen que la Universidad es un cortijo y ellos su dueño.
Ambos se saltan la ley de incompatibilidades y aceptan asesorar a entidades
financieras mientras que gestionan el dinero público. ¿Son ellos solos los
presuntos corruptos o también quienes los amparan? Vamos a ver qué
pasa...
Un
nuevo capítulo de la corrupción del Rector de Murcia.
La
Universidad de Murcia paga dos sueldos de profesor para una sola plaza con tal
de no ejecutar la sentencia que le condena a admitir a un profesor
incómodo
A
finales de noviembre de 2013, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº7 de
Murcia condeno a la UMU a admitir como docente a Jose Mateos, debido a que su
puntuación superaba a la del resto de candidatos a la plaza de Profesor Asociado
en Derecho Constitucional a la que concurrió (véase sentencia http://www. slideshare.net/JoseMartinez47/ sentencia-plaza-jose-mateos ).
José Mateos fue expulsado en su día de la UMU por sus críticas al rector Jose
Antonio Cobacho, expulsión que fue declarada nula por el TSJ de Murcia, que
amparó a Mateos al considerar que dichas críticas eran ejercicio legítimo de la
libertad de expresión. Debido a su oposición a Cobacho, y pese a la declaración
judicial de nulidad de la expulsión, José Mateos ha visto sistemáticamente
cerradas las puertas de la UMU, pues no se le perdona que osase atacar la
política de sumisión al Gobierno autonómico y aceptación de los recortes que ha
caracterizado al rector Cobacho.
Pues
bien, Mateos todavía no ha podido tomar posesión de la plaza debido a que el
rectorado se resiste a cumplir la sentencia, por lo que el candidato se ha visto
obligado a pedir la ejecución forzosa de aquella al Juzgado. Lo más sangrante es
que mientras sigue el juego, la UMU tiene que pagar el sueldo del profesor que
ahora mismo ocupa la plaza y también, según ordena la sentencia, tiene que
pagarle un sueldo igual a Mateos hasta que tome posesión de la plaza (aunque aun
no le han pagado nada). En un contexto de crisis como el actual, resulta
inconcebible que el rectorado malgaste el dinero público pagando dos sueldos
para una misma plaza de docente, cuando, si ejecutara la sentencia como es su
deber, sólo tendría que abonar uno: el del candidato que legalmente debe ocupar
la plaza.
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