Hoy, 14 de octubre de 2019, en la Junta de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Almería se ha votado la aprobación, si procedía, del plan de estudios del Grado de Historia. Como nos tiene habituados el decano, D. Javier García González, no ha mediado debate alguno, sino un simple turno cerrado de intervenciones, y a votar. Y sorpresa... el resultado ha sido 16 votos a favor, 16 en contra y un voto en blanco.
A la vista de ello, yo he
planteado que no procedía volver a votar tras un receso en el que se
podían incorporar nuevas personas para la votación, como se proponía, puesto
que era evidente que no había habido una mayoría simple que lo aprobara, como era
preceptivo. Sobre este punto tendrá que pronunciarse el Rector, D. Carmelo
Rodríguez Torreblanca y, en su caso, otras instancias competentes que hayan de
tratar la aprobación del nuevo plan.
Habían sido varias las
alegaciones presentadas contra el plan, entre ellas las mías, a las que, en
realidad, no se ha dado respuesta. ¿Por qué se ha llevado con tanta opacidad el
plan, sin ningún tipo de debate, pareciendo, como ha señalado un alumno, que
era un mero reparto de créditos entre las áreas y los profesores de las mismas?
De hecho, hoy se planteaba que era vital que se aprobara y no cabía otra
posibilidad si no se quería incumplir con la indicaciones de un informe externo
que había detectado importantes deficiencias en el plan actual.
Por lo que he podido comprobar lo
que se dice en el plan de "interacción con la sociedad" y
"mejorar la transferencia de conocimiento a la sociedad" es pura
pantomima. Pese a las exigencias del alumnado de que se le dé más cabida a la
investigación, se les ha respondido que es un plan generalista donde la
investigación no importa y se deja para el máster.
Salvo en determinados ámbitos,
como son los fenicios, en los que destaca la Universidad de Almería, otros,
como es el periodo andalusí, no interesa y se dice que ya está bien
representado en las asignaturas generalistas de "Historia del Mundo
Medieval", "La Europa Medieval: De la expansión a la crisis" e
"Historia Medieval de España", en las que, según me han contestado
por escrito, "se les dedica el mismo tiempo al mundo cristiano, al
bizantino y al islámico". Y basta también con las preciosas optativas de "Vivir y
morir en la Edad Media", "Mundo rural y mundo urbano en la Edad
Media" y "El monacato en la Edad Media", frente a otras
universidades en las que sí aparecen asignaturas como "Historia de
al-Andalus", "Urbanismo en el mundo medieval" o
"Al-Andalus: Arqueología e Historia".
El caso es que los alumnos de la UAL salen con un deficiente
conocimiento de al-Andalus, que les impide tener los conocimientos adecuados si
se incorporan a alguna excavación, en las que aflora sí o sí el mundo andalusí,
y que no les incentiva a estudiar la cada vez más creciente cantidad de
materiales que duermen el sueño de los justos en los depósitos del museo. El
hecho de que Almería fuera el principal puerto de al-Andalus y viviera una de
sus épocas más prósperas en la Edad Media, por lo que cabría esperar que
hubiera un importante área de medieval, no parece importar en la UAL.
El Prof. Rafael Quirosa ha
suplantado durante un buen rato al decano y se ha dedicado a moderar un debate
en el que él mismo llevaba la voz cantante, explicándonos a quienes habíamos
votado en contra del plan (fundamentalmente alumnos) que solo cabía dos
posibilidades: aprobarlo o el infierno para ellos, e incluso quería que se
votara a mano alzada, para que sintieran mayor presión, a lo que me he opuesto.
Su deseo de convencerlos ha terminado con el compromiso de que, en cuanto esté
aprobado el plan, van a crear una comisión para modificar lo que puedan
modificar, las asignaturas optativas. ¡Vaya sinsentido!: en lugar de modificar primero el plan y luego
someterlo a aprobación, en el Departamento de Historia quieren hacerlo al
revés. Con ese compromiso han convencido a 11 estudiantes y el resultado de una
segunda votación, con alguna nueva incorporación, ha sido de 29 votos a favor y
5 en contra.
El Rector y las instancias competentes, habrán de
decidir también si, aparte de ser lícita esa segunda votación, es legal el
compromiso al que han llegado con los alumnos: un plan que va a nacer ya muerto
o es que, simplemente, se trata de un engaño a los alumnos para que lo
aprobaran. Todo muy lamentable e impropio de lo que debería ser el ámbito
universitario.
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