En breve me comunicarán la sentencia
relativa a la sanción que me impuso el Rector Pedro Molina, la cual valoraré a
la vista de la misma. También quiero
comentar con detalle las partes que creo de mayor interés del juicio. Empiezo
por el interrogatorio a Pedro Molina.
Lo más destacable es que Pedro
Molina sigue mintiendo (de nuevo a un juez) al afirmar que el artículo 104 de
los Estatutos de la Universidad que establece la comisión que ha de evaluar las
plazas convocadas hubo que dejar de aplicarlo en el año 2008 por imperativo
legal porque, según él, la nueva Ley Orgánica de Universidades derogaba que
fueran los estatutos de cada una los que regularan la composición de las
comisiones de selección de las plazas convocadas, cuando el art. 62.3 de esa nueva ley deja bien claro
que siguen siendo los estatutos de cada universidad los que han de
establecerlo. Por eso es falso su afirmación de que “se ha hecho necesario y
obligatorio aprobar un Reglamento por el Consejo de Gobierno”. Era potestativo
y ha sido ilegal aplicarlo hasta que derogaron el art.104 al modificar los
estatutos en julio de 2011, no por imperativo legal, sino con discrecionalidad.
El
cambio ha sido que de proponer dos miembros del tribunal el Consejo de
Departamento, de entre su profesorado si lo tiene, y el Rector designar al
Presidente, se ha pasado a que el Departamento proponga a uno, el Consejo de
Gobierno a otro y siga siendo el Rector el que designe al Presidente. Por eso
es falso también que Pedro Molina diga que fue el Consejo de Departamento el
que aprobó una propuesta de “los miembros del tribunal de la plaza de
Catedrático de Universidad” y omita que le correspondía a él nombrar al
Presidente.
Escurre
el bulto al decir que investigó mis denuncias de que a los miembros del
tribunal, incluido el Presidente, los había propuesto una profesora que se
presentaba a la plaza, diciendo que se le pidió informe al Director del
Departamento y nada dice sobre que al Presidente Titular y al Suplente, que
debía nombrar él, les pidiera ser Presidentes la profesora que se presentaba a
la plaza. Ni tampoco dice que investigara quién propuso el perfil de la plaza,
que fue la misma profesora y, además, consta por escrito, todo lo cual es
claramente ilegal y, al entender yo que se hace con intencionalidad,
presuntamente delictivo.
Asimismo
intenta esquivar el referirse a la falsedad que cometió al afirmarle al juez
Antonio Luis García Valverde que se convocaba la cátedra por necesidades
docentes y trata de engañar al nuevo diciendo que la profesora que obtuvo la
plaza impartió 95 horas de docencia en el curso 2010/11, como Profesora
Titular, mientras que como Catedrática en el curso 2011/12 fueron 162 horas,
ocultando que fue debido a que hubo de hacerse cargo de parte de la docencia
que yo no pude impartir al estar sancionado.
También
miente Pedro Molina al decir que el nombramiento del Secretario del expediente,
Raúl Pérez Guerra fue “por imperativo legal” cuando podía haber elegido a
cualquier otro funcionario que no estuviese ocupando un cargo de libre
designación nombrado por él directa o indirectamente (en este caso en el
Secretariado de Deportes).
Entiendo
que la mala fe de Pedro Molina es visible en contestaciones como que no es
totalmente cierto que presenté recusación contra el instructor y el secretario
y la resolvió el mismo Pedro Molina y diga que fue “el Órgano Competente” que
no es otro que el Rector, o sea él.
Vuelve
a mentir al decir que no es cierto que presentara yo recusación contra él para
que no fuera él mismo quien resolviera el expediente diciplinario al ser parte
interesada. Al contestar dice que el
que él sea parte interesada “ha quedado suficientemente acreditado que es un
error”, sin que realmente se haya acreditado. Y vuelve a mentir al decir que
“las plazas y los tribunales de las mismas no las aprueba el Rector, sino el
Consejo de Gobierno de la UAL, a
propuesta del Consejo de Departamento”. Quiere olvidar que, según ley, él
designa al Presidente del Tribunal y que, como Presidente del
Consejo de Gobierno, aprobó tanto la plaza como al tribunal.
Y
termino, por no querer alargarme demasiado, con su afirmación de que no es
cierto que “la recusación que presenté contra él fue resuelta por el Consejo de
Gobierno, del que él es presidente, por mayoría, sin existir unanimidad en la
aprobación”, cuando él mismo dice que de los 29 votos emitidos, 7 fueron
abstenciones, 20 votos no y 2 en blanco”. ¿Es mayoría o unanimidad? Quiere
escudarse en que en ese punto él se ausentó, dejando a su Vicerrector José Luis
Martínez Vidal como Presidente, persona de su equipo de gobierno, al igual que
también lo era la Secretaria, María Luisa Trinidad, quien levantó el acta,
aunque como se verá más adelante no recuerde si ella estuvo presente en la
reunión, como otros muchos que le debía el estar en el Consejo de Gobierno a Pedro Molina.
Pero
lo más grave de todo, desde mi punto de vista, no es que Pedro Molina mienta y
lo haga con reiteración y con descaro, por lo que creo que él sí está dañando
la imagen de la Universidad de Almería, a la que representa, y no yo con mis
denuncias (aunque me exponga a que vuelva a querer sancionarme), sino que,
hasta ahora, ni la fiscalía (el Fiscal Jefe Antonio Pérez Gallegos ha archivado
todo sin comprobar nada) ni ningún juez (llámese Antonio Luis García Valverde o
Alejandra Martínez Dodero) ha querido entrar en la veracidad de mis graves
acusaciones. Lamenteblemente, tampoco el nuevo juez ha querido entrar en
ello, que yo entiendo que es clave y que estoy exigiendo que se compruebe y, si
son falsas mis acusaciones, entonces sí se me condene, pero no antes. Es
Justicia que espero alcanzar, como terminan las demandas judiciales y no cejaré
en mi empeño.
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