La sanción de suspensión de empleo y sueldo
que me impuso Pedro Molina, entonces rector de la Universidad de Almería,
fue anulada por un juez y esa sentencia ya es firme (casi cinco años después. Así de lenta es la justicia en España). Al nuevo rector, Carmelo
Rodríguez Torreblanca, le corresponde hacer efectiva esa anulación, con todas
sus consecuencias: la restitución plena de mis derechos, pues aún sigo en la
situación de suspensión cautelar de la sanción. Espero que no tenga que exigir con
reiteración el cumplimiento de la sentencia al nuevo rector, como sí tuve que
hacerlo, cuando me fue concedida la suspensión cautelar, a Pedro Molina, quien
se resistía a cumplir con diligencia la decisión judicial.
Aparte, está pendiente la reparación de daños
y perjuicios. Siempre he defendido que la Universidad somos
todos sus miembros y no solo quienes presuntamente nos representan. Ese fue uno
de los problemas que tuve con Pedro Molina al denunciarlo por entender yo que
quería convertir la UAL
en su cortijo. Por eso, estimo que no solo me causó daños a mí y a mi imagen,
sino también a la
Universidad.