3/9/20

El grado de profesionalidad de Dña. María Belén Sainz-Cantero Caparrós y razones por las que me querello contra ella


En su informe como Inspectora de Servicios de la Universidad de Almería, la Sra. Sainz-Cantero Caparrós me acusó de haber cometido, presuntamente, nada más y nada menos que 18 faltas graves y muy graves, todas a la vez, lo que ha llevado a que la persona que le encargó el informe, el Rector D. Carmelo Rodríguez Torreblanca, me haya sancionado, muy injustamente, entiendo yo, con 3 años y 2 meses de suspensión de empleo y sueldo, sin que desde febrero de este año pueda ejercer mis vocaciones, la docencia y la investigación, en dicha universidad, donde tampoco puedo matricularme como alumno, ni acceder a un puesto de trabajo como administrativo (la saña es más que evidente).

Para llegar a esa conclusión, la Sra. Sainz-Cantero tomó declaración a unas 120 personas, entre ellas a mí, y debía haber levantado acta de cada una de esas tomas de declaración, con firma de la misma por parte de quienes prestaron testimonio. Y dichas actas debían formar parte del expediente disciplinario que me abrieron. Pero no, tras meses y meses pidiéndolas, resulta que lo único que hizo fue un papel en el que registraba el día, la hora y el declarante, y firma ese papel ella misma conjuntamente con la Jefa del Negociado, que no estuvo presente en las declaraciones. La Sra. Sainz-Cantero no registró, por ningún procedimiento, ni una sola declaración, ni nadie pudo firmar y responsabilizarse de la suya. Adjunto lo que se considera el acta de la mía.


Así es fácil manipular las declaraciones. Y lo ha hecho la Sra. Sainz-Cantero. Me consta fehacientemente, pues se refiere en su informe al "… relato coincidente en todos los alumnos que vinieron a declarar a la inspección", cuando lo cierto es que buena parte de ellos, al menos, lo que han declarado es bien diferente. Reproduzco el testimonio de uno de los alumnos que prestó declaración ante ella:

"La entrevista fue abiertamente sesgada... Nada más llegar a la inspección, la profesional [por Dña. María Belén Sainz-Cantero] nos preguntó sobre usted, sobre su comportamiento. Al contestar que lo consideramos buen profesor y lamentar no haberlo tenido desde el principio, sorprendida, la inspectora espetó: `ah, que a vosotros sí os gusta Lirola´.
Explicamos el contenido de sus clases, por qué las disfrutamos más que las de *** y todos los problemas que apreciamos en la asignatura: los días sin profesor al principio, las horas no utilizadas por *** y su forma "abstracta" (desorganizada, por decirlo de algún modo) de dar la lección.
Pero al parecer el tema no iba por ahí, quería saber si usted en clase insultaba a *** (según la inspectora lleva más de 20 años "acosándola"), si había cambiado la teoría o su forma de evaluación, si usted nos animaba a denunciar en clase. La respuesta fue no a todas excepto a la última, pues consideramos que usted nos invitó a ser críticos con nuestro entorno y a denunciar lo que no debía ocurrir, razón por la que, abiertamente se lo comento, lo admiramos.
También parecía escandalizada con el "espectáculo" ofrecido, así nos lo expresó, pues parece que no era la primera vez. Nos dijo que de todo lo que se dijera en la entrevista no tenía por qué enterarse nadie y que era muy fuerte que se dedicara a enviarnos mensajes para ponernos en contra de otra gente utilizando su autoridad. Sin embargo, nosotros no consideramos que intentara otra cosa que informar al alumnado de un caso que de algún modo u otro nos afecta demasiado y del que no recibimos ninguna noticia si no es por usted."

En el mismo sentido se han manifestado otros declarantes, por lo que me resulta claro que la Sra. Sainz-Cantero mintió en su informe. 

Mi toma de declaración, si se puede considerar tal, fue muy extraña, pues inicialmente estaba convocado yo para que me tomara declaración sobre las denuncias que había presentado, entre ellas relativas a profesores que no impartían las clases que les correspondían, cambios injustificados de la programación docente y plagio bastante extendido entre los alumnos, aunque después la Sra. Sainz-Cantero cambió la cita para que, al mismo tiempo, mezclando denuncias, me informase de unas formuladas contra mí. Y lo hizo la Sra. Sainz-Cantero antes de que tomara declaración a los denunciantes y antes de que pudiera precisarme exactamente cuáles eran esas denuncias contra mí. 

Sobre las denuncias que yo le formulé por escrito, como la del presunto fraude del Vicerrector D. José Joaquín Céspedes Lorente por eximir a una profesora de dar clases y tener la universidad que contratar a otra por más tiempo para impartirlas, ella nunca me tomó declaración y sobre esos graves hechos que le denuncié no tomó medidas y ha terminado por justificarlos, con los efectos perniciosos que ello conlleva, especialmente en el tema del plagio, que ni comprobó si efectivamente había habido. En todos los casos, el culpable era el mensajero y era a él al que había que sancionar, aunque fuese preciso recurrir a la mentira. 

Algunas de las faltas que me atribuye la Sra. Sainz-Cantero Caparrós (amenazas, coacciones, acoso laboral) son constitutivas de presuntos delitos penales que, de ser ciertos, hubieran exigido, por imperativo legal, su inmediata puesta en conocimiento del Ministerio Público o del Juzgado de instrucción correspondiente. La Sra. Sainz-Cantero, catedrática de Derecho, lo debería saber bien, pues, además, en el reglamento al que ha de ajustarse como inspectora de servicios, se dice claramente: 

"art. 14, Presunción de ilícitos penales, se establece que cuando de las actuaciones inspectoras desarrolladas se desprendiera que las irregularidades detectadas pudieran ser constitutivas de infracción penal, el Inspector o Inspectora de Servicios, lo comunicará al Rector o Rectora para que, en su caso, por los cauces reglamentarios, lo comunique al Ministerio Fiscal dándole traslado de lo actuado". 

Algo que, desde luego no hizo la Sra. Sainz-Cantero, pues su intención era bien clara: que me sancionaran directamente, sin perder su Jefe el control del procedimiento, pues de haberlo denunciado a la Fiscalía o al Juzgado, hubiera supuesto que otra autoridad hubiera tenido que actuar y habría comprobado si las acusaciones eran realmente ciertas. 

También la Sra. Sainz-Cantero, como especialista en Derecho, debía conocer bien que la ley le obligaba a no permitir que fuese el propio Rector de la UAL, D. Carmelo Rodríguez Torreblanca, quien, de ser cierto que hubiera habido amenazas y coacciones por las que propuso que se me sancionara, habrían sido también contra él, por lo que actuaría como juez siendo parte.

No quiero extenderme en las múltiples razones por las que me querello contra la Sra. Sainz-Cantero y contra otros miembros del equipo de gobierno que la nombró inspectora de servicios. Los iré dando a conocer próximamente. Todo el proceso de la sanción ha sido un montaje, basado en falsedades, contra mí.

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