22/10/12

Testimonio de Alfonso Carmona y más de mis intenciones


Alfonso Carmona reconoció en el juicio de la cátedra de árabe que lo llamó Luisa. No tenía más remedio pues había testigos que podían posibilitar acusarlo de falso testimonio. A diferencia de lo que me había dicho a mí en Teruel, que era que dijo que de suplente, ante el juez dijo que le manifestó que prefería que no lo nombraran y se llevó la sorpresa de que lo pusieron. Y renunció por problemas de salud. Dio algunos detalles. Lo curioso del caso es que el que oficialmente lo propuso fue el Rector, Pedro Molina.
El juez ya no permitió preguntarle sobre que salió de la sala y anunció que se borraba de la SEEA nada más salir yo elegido presidente de la SEEA ni otros detalles que estaban contemplados para demostrar que el tribunal lo nombraron utilizando como criterio la animadversión hacia mí por si finalmente me presentaba, para que no saliera yo, sino Luisa. Seguramente, Luisa los animó con que ella iba a votar en contra de mi candidatura en la SEEA, pues nunca había intervenido en las votaciones de la SEEA y en aquella había delegado el voto en José Pérez Lázaro. Por aquí habría mucho que hablar, pero lo dejo ahí.
Ocultó información Alfonso Carmona al juez cuando al principio le preguntó por su relación con la Universidad de Almería y tampoco permitió el juez que le preguntara: "Diga ser cierto que estuvo Usted en un Tribunal que se montó en Almería, junto con Antonio Morales y Victoria Aguilar, para resolver una reclamación de unas alumnas contra Luisa Arvide hace años. ¿Qué pasó y qué hicieron?". He dado algunos detalles de aquello en alguna ocasión. Ahora solo interesa que lo invitó el que parece que era su amigo, Pepe Guerrero. Creo que, como otros, entonces, militaban en el PCE, al menos este último, la mano derecha de Pedro Molina, el rector, quienes depués acabaron arrimándose al PSOE para escalar.
Alfonso Carmona ni quiso saludarme, a diferencia de María Jesús Viguera, que nos dimos un par de besos. El que yo actúe con contundencia no quita el cariño ni el que confunda la parte con el todo. No voy contra nadie, sino contra unas determinadas actitudes que mantienen y lo hago para que desaparezcan. La mayoría son de una generación de la que he aprendido mucho, pero también he visto sus miserias y la porquería que esconden, reproduciendo un sistema corrupto, a veces sin ser conscientes de ello, pues es lo que han aprendido y perpetúan. Y establecen un sistema que no fomenta la calidad sino el clientelismo. Y estoy convencido de que hay que romper con eso. Creo que se equivocaron no rompiendo ellos con ello. Gente como Pedro Molina y otros vienen de una generación que luchó contra la dictadura franquista y al final se comportan igual que contra lo que luchaban. Se han emborrachado de poder y, abusando, con su corrupción degenerativa, han conseguido hipotecar el futuro de las próximas generaciones, las de sus hijos y sus nietos, cuando los tienen, algunos sin quererlo, pero haciendo el juego del sistema corrupto. Creo que, por lo que nos toca, en nuestra parcela, podemos exigir que cambien las cosas y aunque parezca una quimera, yo lo veo factible, pero para ello hay que exigir y exigir. A mí me gustaría que se dieran cuenta y reconocieran su error y lo dijeran públicamente, comprometiéndose a no apostar más por ese comportamiento y aconsejándoles a los demás que dejen esas actitudes también. Con eso me bastaría y no iniciaría la línea dura que es la que toca ahora. Soy consciente de que el orgullo no se lo permite, pero ellos verán. Yo, si no lo hacen, voy a tratar de ridiculizar sus actitudes, más aún, utilizando muchas vías a mi alcance, judiciales contundentes y de publicidad, para que la generación que sucedemos no reproduzcamos la basura que arrastran (muchos de esa otra generación también lo hacen), con el objetivo asimismo de tratar de dejar un aire más puro a los que vienen detrás, que lo van a tener muy crudo. No sé si lo conseguiré, pero como tengo confianza en lo que hago, estoy convencido de que cambios sustanciales sí los voy a obtener y si no, al menos, lo intentaré con contundencia. Siento recurrir a lo que voy a emprender a partir de los próximos meses, pero deben de darse cuenta de que no dejan ellos tampoco opciones para abrir puertas a la esperanza de que las cosas realmente cambien.

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